Estoy agradecido por el santo Cordero de Dios, que murió por nosotros. Su amor tierno y misericordia son incomprensibles para un pecador como yo. Sus caminos son perfectos y poderosos.
Si no fuera por Jesucristo, el hijo del Dios viviente, seríamos meramente polvo. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente, y ama a tu prójimo como te amas a ti mismo.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna.
Comentarios (0)
No comments yet. Be the first to comment!
Join the conversation
Sign In to Comment