Habla tu Palabra para calmar los vientos, las lluvias y los corazones de aquellos que están en su camino. Protégelos del daño, llévalos a un lugar seguro y haz de nosotros una cálida bienvenida. Pedimos esto en el nombre de Jesús, quien caminó sobre el agua, calmó las olas y está siempre presente en las tormentas que soportamos. Amén.
Se levantó, reprendió al viento y dijo a las olas: '¡Silencio! ¡Cálmense!' Entonces el viento se calmó y todo quedó completamente en calma.
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