¿Crees que el mundo te ama más que Dios? Te diré por qué estás equivocado. Cuando Dios ve a un hombre, no ve un juguete sin emociones, ve a alguien creado a su imagen; cuando Dios ve a una mujer, no ve un objeto, ve un propósito; cuando Dios ve a un africano, no ve una situación para hacer un chiste racista; ni cuando ve a una persona blanca ve a un supremacista racista, ve a dos almas que necesitan ser salvadas. Cuando Dios ve almas que no pueden seguir el ritmo de la vida, no las llama inútiles ni dice que no son lo suficientemente buenas, Él dice: "Vengan a mí, todos los que están cansados y cargados, y yo les daré descanso. Tomen mi yugo sobre ustedes y aprendan de mí, porque soy manso y humilde de corazón, y encontrarán descanso para sus almas. Porque mi yugo es fácil y mi carga es ligera" (Mateo 11:28-30). Cuando Dios ve a personas deprimidas, no dice "lágrimas de cocodrilo" ni continúa hiriendo a esa persona, no, Él dice: "Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados" (Mateo 5:4).