"Oh no he cometido el pecado imperdonable Señor por favor perdóname" si realmente dices esto no lo has cometido. ¿Por qué? Porque te importa. Si lo hubieras cometido, no estarías buscando comprensión, convicción y arrepentimiento. Ni siquiera lo verías. ¿Por qué? Porque ese pecado es una línea invisible. Una vez que la cruzas, ni siquiera te das cuenta. No puedes cometer el pecado imperdonable accidentalmente. Es un rechazo voluntario y persistente de Dios, no uno que haces accidentalmente y luego suplicas de rodillas por perdón. Porque si lo hubieras cometido, no estarías suplicando de rodillas, estarías sentado con odio hacia Dios como lo hizo el Faraón. O como los fariseos, estarías tratando de juzgar a Dios. Y si se arrepintieran, sí, serían perdonados, pero el punto es que este es un pecado imperdonable. Déjame ponerlo de esta manera: si el Faraón se hubiera arrepentido, habría sido perdonado. Pero no lo hizo, ya que rechazó abiertamente todo lo relacionado con Dios hasta el día del juicio. No estaba pecando accidentalmente y luego llorando por si lo había cometido o no, no le importaba; ahí radica la diferencia. Entonces, sobre si deberías pensar en si he cometido este pecado o no, tanto sí como no. Sí, en el sentido de que no deberías hacer lo que muchas personas hacen y decir que dejaré la fe cristiana y la volveré a unir más tarde, esa es una línea que no debes cruzar. Pero también no, en el sentido de que si tienes fe en Jesucristo, si vienes con culpa, angustia y buscando perdón, no lo has cometido. Y tampoco uses esto como una excusa para pecar a propósito. Odio el pecado, y aunque la gracia de Dios está disponible para cuando me equivoco, todavía odio cuando mi cuerpo lo hace. Pero por favor, mis hermanos y hermanas, nunca deseen el pecado. El minuto en que dejas que el pecado entre, estás jugando un juego peligroso, y juega cualquier juego, pero no juegues con el pecado. La respuesta después del pecado debería ser querer alejarse de él, no sumergirse en él. Y recuerda el versículo Romanos 8:1 NVI: Por lo tanto, ahora no hay condenación para los que están en Cristo Jesús.