No Juzguemos Desde Nuestra Perspectiva

“Pero el SEÑOR dijo a Samuel: —No mires su apariencia ni lo alto de su estatura, pues yo lo he rechazado. Porque el SEÑOR no mira lo que mira el hombre: El hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el SEÑOR mira el corazón.” - 1 Samuel 16:7

Ver con los ojos de Dios no es una tarea sencilla. Esto es así, porque cuando enfocamos nuestra mirada desde el punto de vista de Dios, el panorama se amplia tremendamente. El pasaje nos dice que Dios no se fija en lo externo, sino que en lo interno. Él ve el corazón que cada persona tiene.
Con el corazón se refiere a que puede ver las motivaciones, las intenciones que tiene el corazón, por ende no se limita a solo la acción, sino que puede mirar más allá, Él puede notar el porqué de las cosas, el porqué de las reacciones.

Imagina lo que sucedería si tomáramos tiempo para identificar por qué las reacciones de nuestro cónyuge, de nuestros hijos o de quienes nos rodean. Recuerdo una escena de la película “La cabaña”, donde el protagonista se encuentra con una figura que representa a la justicia de Dios. Allí se le muestra un episodio de su propia historia: su padre siendo maltratado por su abuelo. Esa revelación le enseña que es difícil juzgar a alguien de la misma manera cuando conocemos el peso de su pasado y como ha marcado su vida. Más bien, nos recuerda que cada persona tiene un trasfondo en lo profundo de su corazón, y solo al invertirnos en el otro podemos comprenderlo.

En el matrimonio es vital dejar de mirar las cosas únicamente desde nuestra perspectiva. Necesitamos aprender a ver lo que ocurre en el corazón del otro. Cuando nos interesamos genuinamente en conocerlos, entendemos por qué surgen ciertas actitudes o situaciones. No para justificarlas o dejarlas pasar, sino para abordarlas con una estrategia diferente: con gracia, verdad y propósito.

Oración:
Señor, ayúdanos a ver como tú nos ves y a tratar con nuestros corazones de la manera en que tú lo haces. Con gracia, y siempre con esperanza. Amen.

Preguntas para reflexionar y conversar:
¿Estoy dispuesto a mirar a mi cónyuge más allá de sus acciones para poder comprender las motivaciones que hay en su corazón?
¿Qué situaciones recientes me pueden enseñar a dejar de juzgar con mis ojos y buscar la dirección de Dios para tratar adecuadamente los temas?